SUBLIME 17.
Adán, en el Paraíso, cuando se inclinaba
sobre una fuente, no sabía que aquello que se reflejaba en el espejo del agua
era él mismo.
Ella se divertía poniendo a Karenin frente al espejo, la perra no reconocía su
imagen y se comportaba con increíble desinterés. El hombre no había sido
lanzado a la órbita del hombre. Nosotros hace ya mucho que hemos sido lanzados
y volamos por el vacío del tiempo que transcurre en línea recta.
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