SUBLIME 11
El día empezaba yendo a comprar a la tienda,
Pero esta vez cuando llamó a Karenin apenas si levantó la cabeza. Era la
primera vez que se negaba a participar en la ceremonia.
¿Dónde está Karenin, preguntó la dependienta
que ya tenía el panecillo para ella preparado. Cuando regresó a la casa,
estando en la puerta, sacó el panecillo y se lo enseñó, quería que fuera por
él. Pero se quedó acostada sin moverse.
Él se dio cuenta de lo afectada que ella
estaba, Karenin los miraba pero no se levantaba. Seguía echada y empezó a
gruñir, en ese momento la perra le respondía a su amo.
¡Por fin, Karenin tiene ganas de jugar!
Tiene ganas de vivir.
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