EL
COLECCIONISTA DE POLVOS 6
-- Es espantoso lo que me comunica…
-- ¡Y tanto, mi dilecta Cleo, la manceba del archimandrita y tanto!
-- Sobre la buganvilla del protectorado, una libélula salaz se esforzaba
por poseer a la remanguillé serpenteante a la hembra del estornino.
-- ¡Jo, qué descaro! ¿Y no le venía grande el entresijo o ranura!
-- Ya lo creo. ¡La mar de grande!
Cuando en la naturaleza se descara la lujuria, ¡Jesús. Que ansias!, hay
que salir huyendo antes de que lo hagan a uno padre.
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