-- Sí, sí quiero, dijo doña Inés en voz baja.
-- Ya sabía yo que si querías. Ven acá, Daniel.
Inés, dame tu mano y
Poniéndola sobre la mano de Daniel, dijo:
Daniel: yo te otorgo la mano de mi ahijada
doña Inés de Lara y
Portocarrero.
Inés hija mía, jamás pensé que llegaría a
darte esposo tan de mi gusto, la voluntad de tu padre, don Sebastián, queda
cumplida. Te casarás el mes entrante, el mismo día en que debías partir para el
convento
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