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viernes, 10 de febrero de 2017

CAÑASGORDAS

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--  Compadre, respondió el Padre Escobar; hace muchos años guarda vuesa Merced ese secreto y piensa que nadie en el mundo lo sabe, sin embargo hay otra persona que lo conoce; esa persona soy yo.
--  ¿Cómo llegó vuesa paternidad a saber tal secreto?
--  Ahora se lo diré, hay una diferencia entre los dos…
--  Hace de eso veinticinco años. ¿Conoció vuesa paternidad a don Henrique De Caycedo?
--  Si, compadre, lo conocí.
--  Don Henrique de Caycedo era mi primo, hacia sus estudios de derecho en la Ciudad de Quito, y cuando estaba próximo a coronar su carrera vino aquí de paso en unas vacaciones. Había entonces en Cali, en el barrio de San Agustín una muchacha plebeya llamada Dolores Otero a la que le habían dado el sobre nombre de “la flor del Vallano”. No había muchacha noble que pudiera competir con ella en la seductora gracia de su rostro y de su talle. Mi primo conoció a Dolores Otero al salir de la salve que se canta todo el sábado

                                                

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