¡Qué suerte! ¡Qué final! Huele a podrido, el ruido incesante, las miasmas pestilentes que se meten por las narices y envenenan el alma.
¿Qué nos depara la muerte si está ocupada matando con guadaña, con azadón. con metralla, con retórica.
Qué larga debe ser la eternidad con uno al garete. Ojo, un pirómano anda incendiando los corazones a punta de bla, bla.
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