028 MUJERES
Primero llegó la noche, después el placer. Nos probamos, nos lamimos, reímos, aullamos. La almohada se perdió en el desenfreno. Un brazo en la nuca y con la otra mano me sujetaba la barbilla. No me miraba me hablaba con voz de amante.
Aquella primera noche su horizontalidad me extasió, quería recorrerla con mi lengua.
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