El estudiante empezó por satisfacer los caprichos de Natalia y ella no pecó por inocencia ni pasó por desentendida.
Preparó un viaje de tres días a una de las haciendas de su marido y le propuso a Maximiliano que la acompañara, advirtiéndole que ella lo compensaría económicamente.
Él, llevado por el interés de asistir al baile aceptó con el compromiso de mantener en reserva el viaje y sus pormenores
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