Peterson estaba en un dilema: por una parte, era peligroso arrestar al doctor Lee, por la otra, era peligroso no detenerlo. Se había visto obligado a tomar una decisión; y la había tomado.
Tenía una escapatoria, podía echar la culpa a la señora Randall. En este sentido la posición de Peterson era firme, si Arturo era culpable, Peterson no saldría perjudicado por ello. Y si era declarado inocente, quedaba a cubierto- Estaba cumpliendo con un cometido.
Hice algunas llamadas telefónicas, llamé a Judit y le pedí que fuera a la casa de los Lee y que permaneciera con Betty, le dije que Arturo estaba bien. Yo le dije:
-- Cuida de Betty.
-- Lo haré -me respondió.
-- Tranquilizala.
-- Está bien.
-- Y procura mantener alejados a los periodistas.
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