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martes, 16 de enero de 2024

LA SEDUCCIÓN

    Celeste Mogador.- que con el tiempo llegó a ser condesa- trabajó en un burdel: pero su historia aclara que tal vez parezca una distinción sutil.

   Convertirse en cortesana suponía una promoción, un salto afortunado a una vida inimaginable. Las cortesanas no vivían en un burdel, no se veían obligadas a hacer la calle, no tenía un rufián que la controlase.

   Ocasionalmente, algunas mujeres tenían proxenetas, pero quienes desempeñaban ese papel eran sus madres

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