Juana de Arco
"He venido a esta ciudad leal, para hablar con el Rey. Tengo que llegar a él antes de mediados de marzo aunque me desuelle los talones y llegue caminando de rodillas. Nadie de este mundo podrá salvar a Francia, salvo yo. Porque así lo quiere mi Señor."
No podía ser la que pretendiera indicar al Rey cómo debía salvar a Francia, pero así era esas exaltadas de las aldeas. Solía darse el caso de mujeres que tenían sueños y sabían cosas que a nadie se las revelaban. Toda Francia se dejaba influir por esas visiones de mujeres clarividentes. Casi a diario se escuchaban nuevas profecías
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