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Con una manta alrededor de sus rodillas estaba sentada la señorita Márquez.
-- No debería estar usted por aquí -afirmó el detective Darío Diaz
-- Ya sé lo que quiere decir, pero no hay por qué preocuparse
-- Pero no ande usted husmeando por ahí. Tengo el presentimiento de que es peligroso
La señorita Márquez sonrió.
-- Nosotras las ancianas siempre chis-moceamos. Todo eso ayuda ¿no?
-- ¿Ayuda? Murmuró el detective
-- Ayuda a descubrir si la gente es todo lo que pretende ser. Eso es lo que lo tiene a usted preocupado. ¿No?
-- Precisamente por eso temía por la señorita Márquez que era anciana y frágil
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