EPÍLOGO…
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Otra vez aquí, doña Leticia –saludó Darío
Díaz.
-- Oh, supongo que el receso de su visita se debió a la búsqueda de más
pruebas.
-- El detective Darío asintió.
-- En primer lugar, doña Leticia, Rodolfo Sánchez no era hijo del dueño
de ningún hotel. Se inició como ordenanza en un hospital. Con otro nombre, fue
camarero en un pequeño hotel, su especialidad era hacer facturas fraudulentas.
Después trabajó en unos almacenes. Los robos subieron por encima de la media
mientras Rodolfo estuvo empleado allí.
-- ¡Un vulgar ladrón –dijo doña Leticia.
-- Se identificaba don documentos falsos y consiguió empleo en el Royal Spa.
Es un
hotel muy caro y la clientela es gente de buena posición. Algunos muy
descuidados en cuanto a las facturas.
-- Eso lo comprendo. Pero ¿para qué venir al Pequeño Parque? ¿Podría
haber algo más valioso que en el Hotel Royal Spa?
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