PARÁBOLA DE UN SOLITARIO…
Después de varias semanas de estar en el
pueblo, el guardia Fra-Fra le propuso al inspector que se hiciese miembro de la asociación de
funcionarios oficiales. Ahí jugaban al parqués, dominó y los naipes, se reunían
una vez por semana en el único café del pueblo.
Los asociados recibieron con desconfianza al inspector porque sospechaban que él era una
persona honrada y transparente. En la asociación todos eran corruptos, engañaban
a Dos, al mundo, a los superiores sin ninguna distinción, hacían trampas hasta
jugando a las cartas y no por necesidad de ganar, sino, simplemente por el
placer de hacer trampa.
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