ORTEGA Y EL LIBRO
COSAS Y SENTIDOS
Toda esta pendencia entre las nieblas
germánicas y la claridad latina viene a aquietarse con el reconocimiento de dos
castas de hombres: Los Meditadores y los Sensuales.
Para el sensual el órgano es la retina, el
paladar las pulpas de los dedos. El Meditador posee el órgano del concepto,
órgano normal de la profundidad.
Me he fijado principalmente en la
profundidad temporal—que es el pasado—y en la espacial—que es la lejanía—dos
casos particulares de profundidad.
Una estructura es una cosa de segundo grado,
quiero decir, un conjunto de cosas o simples elementos materiales. Es evidente que la
realidad de ese orden tiene un valor, una significación distintos de la
realidad que poseen sus elementos.
Los colores son cualidades materiales;
derechas e izquierdas, cualidades relativas que sólo poseen las cosas en
relación unas con otras. Pues bien, las cosas trabadas en una relación forman
una estructura.
Eso que llamamos “Naturaleza” no es sino la
máxima estructura que todos los elementos materiales han entrado. Y es obra de
amor-naturaleza, porque significa generación, engendro de las unas cosas en las
otras.
Lo que hay entre las cosas es el contenido
del concepto. Ahora bien, entre las cosas hay por lo pronto, sus límites.
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