COSAS PARA CONTAR
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-- Quisiera ofrecerle algo muy particular,
señorita Cecilia. Pienso que podría necesitar la garantía de la discreción. La
autorizo a usted para que pidan que dirijan su correspondencia a mi casa. Es
una medida de prudencia, tengo entendido que la señora Eufrasia lee todas las
cartas que llegan a su casa. Ella, incluso, fue llevada a juicio y poco faltó
para que la condenaran gravemente.
Le he dado las gracias por su ofrecimiento,
y seguimos hablando como dos comadres hacia la iglesia.
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