COSAS PARA CONTAR
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También he conocido patronas que a pesar de
su severidad eran unas busconas obsesivas que se acostaban con los empleados
jóvenes.
“Sepa que muchas cosas las dejo pasar, pero
en materia de limpieza soy muy exigente.
“¡La dichosa limpieza! ¡Ya conozco el
estribillo! Pero cuando uno revisa sus ropas intimas…¡qué cosas hay que ver!
Una
noche, mientras preparaba la mesa para la cena entró el señor. Es un señor
alto, de espaldas anchas y bigote negro, sus movimientos son torpes y
ordinarios, no tiene talento ni tampoco es elegante, pero es simpático. Es un
hombre abiertamente sensual. Nunca vi unas cejas tan tupidas ni unas manos tan
velludas. Sin duda le he producido cierta impresión.
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