LA QUERENCIA 13
Ella le
decía: “No es culpa mía”.
Él, Lo entiendo. Sé que me quieres. Sé que lo de
las infidelidades no es ninguna tragedia…”
Lo
miraba con amor, pero tenía miedo de la noche siguiente, tenía miedo de sus
sueños. Su vida estaba desdoblada. El día y la noche luchaban por ella.
Mateo
vivía bajo el hipnótico encanto de la
atormentadora belleza de los sueños de Laila.
Ella había pasado la vida luchando con su
madre, pero al mismo tiempo sentía por ella un amor no correspondido. Hasta que
encontró la fuerza para marcharse.
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