LA QUERENCIA 18
El
deseo de obedecer a una persona extraña es particularmente demencial. Una
demencia que en este caso resultaba más hermosa, porque la orden no la daba un
hombre sino una mujer.
Sabina
coge la cámara y Laila se desnuda. Aquella hermosa entrega la embriagaba.
Deseaba que los minutos no acabaran nunca.
Pronto consiguió el viejo orden en la casa.
Karenín, por las mañanas saltaba encima de la cama para saludarlos; en las
mañanas acompañaba a Laila a hacer las compras y luego exigía su paseo
habitual. En los momentos de desesperación ella hacía el propósito de aguantar
por él. Porqué él era más débil que ella.
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