LA QUERENCIA 11
Sin
decirle nada a su madre, cogió una semana de vacaciones y tomó el tren.
Mirándose al espejo empezó a pedirle a su alma que en el día decisivo de su
vida no la abandonase. De pronto se asustó: sintió una punzada en la garganta.
Pero no
daría marcha atrás. Le llamó desde la estación. Sintió, con vergüenza, que en
la barriga había un ruido terrible, como
si tuviera en el vientre a su madre queriendo estropearle su encuentro con él.
Tuvo la
sensación que por culpa de esos sonidos él
la iba a echar, pero no, la abrazó. No había pasado mucho tiempo y ya
estaban haciendo el amor. Mientras hacían el amor ella gritaba.
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