TRES DOMINGOS POR SEMANA 7
Era un
personaje diminuto, obeso, pomposo, apasionado y hemisférico, de roja nariz,
gran cabezota, abundante faltriquera y elevado concepto de su persona. Dueño
del mejor corazón de este mundo, un especial espíritu de contradicción le había
hecho ganar, entre aquellos que sólo lo conocían superficialmente fama de
tacaño. Como muchas personas excelentes, parecía dominado por el caprichoso
deseo de gastar la paciencia, deseo que, a
primera vista, hubiera podido confundirse con maldad. A cualquier pedido
que le hacía, un rotundo ¡NO! Era su respuesta inmediata; pero al final –muy al
final- terminaba negándose a muy pocos
pedidos…
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