LO QUE
CUESTA UN IDEAL 13
Cuando
vuelvo, mi madre me manda a las máquinas Singer a que aprenda a bordar. Por ese
entonces mi madre cayó enferma y me fui a trabajar a la fábrica de
impermeables. Yo con mis doce años no tenía permitido trabajar. Cerraron la
fábrica. Mi madre decide que me ponga a coser, y entro en una tienda de ropa
para niños en una calle típicamente judía. En esta época llegó la República, y
se empezó a dibujar en Briseida el activista de izquierda que había incubado en
ella el obrero metalúrgico que le había dado amor y enseñanzas. Al respecto
ella cuenta:
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