LO QUE CUESTA UN IDEAL 5
La diferencia en calidad humana entre mis
padres era notable y abismal. El dinero de la lotería se invirtió en un negocio
y se perdió. Del hombre guapo y con lotería no quedó más que el obrero
metalúrgico, al que había que lavarle la ropa que olía a demonios, porque trajinaba
con aceite de ballena”.
Briseida, contaba los recuerdos de su
infancia:
“De chiquita, por recomendación médica,
debía tomar el sol. Cuando mi padre llegaba del trabajo yo estaba lista con mi
toallita, entonces íbamos a la playa, tomaba el baño de sol y luego nos íbamos
a comer. Los domingos él paseaba conmigo por el pueblo, yo lo cansaba con mis
preguntas infantiles, pero él no daba muestras de disgusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario