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lunes, 10 de abril de 2017

LAS CARCELES

                          LO QUE CUESTA UN IDEAL     3      

   
   “El recuerdo que yo tengo de mi misma, es el de una niña triste, que no juega nunca. Era la mayor y había que fregar los platos y pelar las papas. ¿Quién hacía todo esto? ¡Pues la mayor, por supuesto! Era la que se quedaba en casa a ayudar a la madre”.
    Briseida fue una persona agradable, sociable y abierta, pero en el fondo era una mujer triste.
     --“No conservo la imagen acogedora de una madre que me lleva a su regazo y me acoge entre sus brazos. La imagen que guardo de ella es desagradable, siempre pegándome y gritándome. Mi madre no me quiso nunca. Yo a ella no la quise con pasión, en cambio a mi padre si lo amé apasionadamente.”
    Briseida cuenta algunas anécdotas familiares, que sirven para formarse una mejor idea:

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